lunes, 2 de junio de 2008

La plaza estuvo vacía

La plaza estuvo vacía

La Plaza de Mayo, que es la plaza de todos, ayer estuvo vacía.
Y la plaza estuvo vacía por el agotamiento de un modelo de país: el modelo político.
El 2001 fue el comienzo del fin de este modelo político que ayer dejó a la Plaza de Mayo vacía.
El 25 de Mayo de 2006, Néstor Kirchner, sin saberlo, fue el guionista, director y principal actor protagónico, que puso en escena, con toda su crudeza, el desenlace del fin de un modelo político de acumulación y construcción de poder que reguló la historia de la República Argentina desde 1930 hasta la actualidad.
Toda una paradoja: Néstor Kirchner, que pretendió hacernos creer que la historia de la Argentina comenzaba con él y a partir de él, hasta autoconvencerse, sin convencer a casi nadie, en realidad haya sido el actor principal del desenlace del fin del modelo político que reguló nuestra historia durante todo el siglo pasado.
El modelo político que está llegando a su fin, atravesó toda nuestra historia y, por ende, atravesó y atraviesa todas nuestras instituciones y nuestras corporaciones, nuestros partidos políticos, nuestros sindicatos, nuestros gremios, nuestros medios de comunicación, nuestras cámaras empresarias, nuestras cooperativas, nuestras asociaciones civiles, nuestras legislaturas, nuestros jueces, nuestras acciones políticas, hasta nuestras escuelas, nuestras palabras, nuestras familias, nuestras cotideaneidades y nuestras formas de relacionarnos con los otros y las otras.
El modelo político agotado se nos hizo parte de nuestra cultura de desencuentros y fue el que nos imposibilitó, desde 1930 en adelante, reconstruir un modelo de Nación del cual podernos apropiarnos todos y construir entre todos.
El modelo político agotado es el de la democracia de las mayorías que niega a las minorías y ni se anima en mayoría a dar el debate, porque para las minorías el descrédito o el ostracismo.
El modelo político agotado es el de la dictadura de las minorías, que impusieron miedo, desaparición y muertes para las mayorías.
El modelo político agotado es el de la prepotencia de las corporaciones sindicales y políticas, que usan los principios y los liderazgos naturales para llegar a un cargo de representació n y enseguida se olvida y traiciona a sus votantes.
El modelo político agotado es el que busca la concentración de poder para domesticar, el que prefiere la mesura de los tibios tan cómplices, el interés de los que siempre se sientan a negociar quintitas y la hipocresía de los dobles discursos. Hablando en criollo: “el canto del tero para engañar a la tribuna, mientras en otro nido se empollan los huevos”.
El modelo político agotado analiza el mundo con pensamiento binario, habla con palabras que incluyen la complejidad de la diversidad, pero actúa manipulando para confundir, dividir y traicionar.
El modelo político agotado, cuando es más “progresista”, repudia al clientelismo político, pero nunca tiene la valentía de enfrentarlo construyendo ciudadanía, apenas se anima con generar usuarios y consumidores pasivos de servicios públicos para asegurar sus gobernabilidades.
Se le parece mucho al modelo político agotado los que, debiendo haber ayer estado entre los ciudadanos en Rosario, no estuvieron y están esperando... siempre están esperando (que tanto se le parece a la especulación) para luego del “conflicto” aparecer como garantes del pacto del bicentenario, algunos de ellos también expectantes de la “personería gremial”, o de la plaza del SI.
El modelo político agotado es el que impone miedo para sostenerse, el que divide para reinar, el que compra voluntades para doblegar, el que construye clientelismo político para gobernar y el que hoy necesita y busca enfrentamientos para hacer un pacto del bicentenario al que ya enterraron los últimos dos meses.
El modelo político agotado es perverso en toda su estructura y se vale de la mentira, del cinismo, de la cooptación, de la especulación, la manipulación, la desarticulació n y la traición... siempre la traición al “pueblo” del que tanto habla, tanto nombra y tanto usa.
Este 25 de Mayo los argentinos nos merecíamos un festejo colectivo de proyectos colectivos, porque la realidad continúa siendo tan dolorosa y obscena como la de los 90, por lo desigual e injusta.
La presidenta tiene todavía la oportunidad histórica de correrse del modelo político agotado que pretende arribar en julio a un Pacto del Bicentenario actuado como un relato perverso.
Para ello debe utilizar sólo tres palabras, “por favor, perdón y gracias” y, sin dilaciones, sin enfrentamientos, sin más divisiones, convocar a un gran acuerdo nacional que nos permita a todos ingresar al futuro. Una salida que se construye sin cinismos, con y por más democracia, con y por más transparencia, con y por más verdad, con y por más justicia, con y por más libertad, con y por más igualdad.
Sólo tres palabras, “por favor, perdón y gracias” y señales claras… sólo eso, señales claras, sin más cinismos, sin más perversión…
Si eso ocurre, tal vez la Plaza de Mayo pueda comenzar a ser la plaza de los encuentros, la plaza de todos, la plaza del futuro, la plaza de la MEMORIA, la VERDAD y la JUSTICIA con la Presidente dando un discurso para todos y todos festejando la Argentina del Encuentro que decide desde la República reconstruir un proyecto de Nación.
Susana García
Diputada de la Nación
Coalición Cívica - ARI
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